Marie Claire Molliex Noffra

    Las sanciones de la Unión Europea son medidas coercitivas que se aplican contra los Estados, entidades no estatales o individuos que presumen ser una amenaza para la paz y la seguridad internacional, con el fin de que se minimicen las consecuencias.

    Marie Claire Molliex Noffra
    Marie Claire Molliex Noffra

    Estas sanciones se han reflejado en una política de restricciones unilaterales que ha enfrentado Rusia por la Unión Europea desde el 2014 hasta la actualidad.

    Desde la anexión de Crimea por parte de Rusia y su entrada en la región al este de Ucrania en el 2014, se impusieron sanciones – targeted sanctiones – a dicho país. Shagina (2020, p. 140) menciona que dentro del marco de las Naciones Unidas no se logró imponer sanciones multilaterales, pero tanto Estados Unidos como la Unión Europea introdujeron múltiples medidas autónomas rigurosamente coordinadas. Por tanto, Estados Unidos y la UE impusieron sanciones individuales como la denegación de visados y la congelación de activos financieros, por considerar a Rusia los responsables de debilitar la soberanía y la integridad de Ucrania.

    La anexión ilegal de Crimea y la desestabilización deliberada de Ucrania concede diversos tipos de medidas restrictivas que impuso la UE, como lo fueron las medidas diplomáticas, la inmovilización de bienes, restricciones de viaje, restricciones de las relaciones económicas con Crimea, sanciones económicas, restricciones a la cooperación económica, entre otras.

    Todas estas medidas tenían como objetivo principal evitar que las empresas rusas de esos sectores accedieran a acciones financieras, de armas, productos de doble uso como el miliar y el civil y a la tecnología avanzada. De esta manera, la duración de las sanciones se enlazó al cumplimiento del Acuerdo de ‘’Minsk’’ (Cumbre política celebrada en Minsk en febrero de 2015, en la que Ucrania, Rusia, Francia y Alemania llegaron a un acuerdo para tratar de resolver la guerra civil en el este de Ucrania).

    Por este motivo, a finales de 2015, el Consejo de la UE determinó que el Acuerdo de Minsk no se aplicaría por completo antes de final de año, renovando las medidas restrictivas por seis meses más, con el objetivo de que el Consejo consiguiera evaluar la aplicación del acuerdo. Así pues, en marzo de 2016 el Consejo de la UE acordó cinco principios esenciales para las relaciones UE – Rusia. Según el Saction Map de la UE estas son:

    1. Implementación de Acuerdo Minsk como condición clave para cualquier cambio sustancial en la postura de la UE hacia Rusia.

    2. Fortalecimiento de las relaciones con los socios orientales de la UE y otros vecinos, en particular Asia Central.

    3. Consolidación de la resiliencia de la UE.

    4. Necesidad de un compromiso selectivo con Rusia en cuestiones de interés para la UE.

    5. Requisito de participar en contactos de persona a persona y apoyar a la sociedad civil rusa.

    Estos principios se evaluaron en 2016, 2017, 2019 y 2020, y el Consejo de la UE renovó – nuevamente – por seis meses para seguir evaluando su aplicación.

    Por otra parte, abordemos este tema en la actualidad. En el presente continúan los conflictos, comenzando por abril del 2020 en donde la UE percibió el reclutamiento militar en Crimea y en Sebastopol de las fuerzas armadas rusas como una violación de la ley internacional humanitaria. Esto se debe a que el  Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE)  –bloque comunitario – no reconoce ni reconocerá la anexión ilegal de Crimea, dejando en claro que estas acciones son una violación de la ley, y que Rusia debe estar sujeta a cumplir con las leyes internacionales y velar por la protección de los derechos humanos en dicha península.

    En este sentido, Mestre (2018) explica que con todas las sanciones por parte de la UE, Rusia ha pagado un coste modesto por su participación y acciones, tanto en Ucrania como en Crimea. No obstante, ‘’(…) las sanciones han supuesto un coste elevado para las economías occidentales en términos de intercambio comercial y en la (…) cooperación (…)’’  ¿Esto también le afecta a la Unión Europea?

    Celemín (s.f), argumenta que el paquete de sanciones económicas por parte de la UE contra Rusia, donde se incluyen restricciones financieras y embargo de armas, se centra en las limitaciones en el sector financiero, puesto que se prohibirá a los bancos rusos comerciar con acciones/bonos en la UE, lo que produce un aumento en los costos de financiación de la economía rusa sumergiéndola en más problemas.

    También, se prohibirá las exportaciones de algunos productos de alta tecnología al ejército ruso, de equipamiento y técnicas especiales para la extracción de petróleo, así como las ventas internaciones de dichos productos. Sin embargo, no se tomaron en cuenta decisiones relacionadas con la industria de alta tecnología que es fundamental para la explotación de gas, ya que la UE tiene elevada dependencia del gas ruso. ¿Entonces las medidas tienen fundamento solo en las necesidades de la Unión Europea? Según Celemín (s.f) no.

    El golpe económico no solo afecta a Rusia, debido a que los problemas financieros de la UE se pueden sentir con más profundidad respecto a la salida de capitales rusos de centros financieros importantes como el de Londres, y la pérdida de empleos en sectores petroleros y comerciales. Más aún, en Alemania existen aproximadamente 6.000 empresas que tienen negocios con Rusia, y muchas de ellas ya sienten el impacto de la crisis que se avecina.

    Otro sector es el de tecnología que las sanciones producen efectos negativos. Esto se relaciona con las restricciones que había aplicado Estados Unidos, en donde todo producto que tenga al menos 25% de participación norteamericana entra dentro de un veto. Por lo tanto, con estas medidas de la UE se puede calcular 32 tipos de tecnología que se deben suspender.

    Por último, el caso más reciente de sanciones de la UE hacia Rusia es por el caso de Navalny. Las relaciones entre la UE y Rusia vuelven a un nivel de tensión por el envenenamiento del opositor ruso Alexei Navalny, y Xavier Colás (2020) manifiesta que las nuevas sanciones que entraron en vigor en octubre suponen el congelamiento de los activos financieros de los culpables y la prohibición de entrada en el territorio de la UE.

    Toda esta situación comienza por el uso de un arma química ligada al sector militar. Colás (2020) esclarece que un laboratorio militar de Alemania, Suecia y Francia determinaron que el opositor ruso fue envenenado a finales del mes de agosto con un agente tóxico del grupo Novichok, y la OPAQ constató que en el organismo de Nalvany fue hallada una sustancia que correspondía – por sus características – a este agente letal.

    Por tanto, la UE considera activar sanciones contra las personas que consideran involucradas en dichas acciones, ya que fue una violación de la ley internacional. No obstante, Serguéi Lavrov, ante esta situación, menciona que Rusia responderá a posibles nuevas sanciones occidentales por este caso. Considera, además, que no se pueden dejar sin respuesta las sanciones porque sería incorrecto desde el punto de vista de leyes diplomáticas, y porque a Rusia le interesa limitar los influjos negativos de diversas estructuras y Estados occidentales, así como de un gran número de organizaciones, que presumen de ser no gubernamentales, en los planes que tiene Rusia y sus aliados.

    En síntesis, queda claro que las relaciones entre Rusia y Occidente se degeneraron a raíz de la anexión de Crimea en el 2014 y los problemas con Ucrania. Desde entonces, la UE ha colocado múltiples sanciones y postergado otras, respaldándose en el Acuerdo de Minsk que realmente no se ha implantado por completo. En este contexto, las sanciones hacia Rusia se han considerado perjudiciales, tanto para la UE como para dicho país, además que las estrategias para involucrar – no aislar – a Moscú en todas las políticas ha sido una dinámica geopolítica cambiante que ha influido sobre las respuestas que dan los países a Rusia, mientras que los procedimientos de la UE han resultado ser suficientemente potentes. Así pues, durante los últimos seis años las relaciones entre la Unión Europea y Rusia se han quebrado, ya veremos que sucede luego.

    Autora: Marie Claire Molliex Noffra (Estudiante UNIMET, Caracas, Venezuela).

    (Las opiniones expresadas en este artículo pertenecen únicamente al autor y no reflejan necesariamente las opiniones de World Geostrategic Insights).

    Foto: REUTERS/Yves Herman

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