Jela Anabela López

    Tras ejercer la presidencia del país durante catorce (14) años se ha consumado temporalmente el retiro de Morales del poder político.Aunque tal proceso haya obligado a los bolivianos a manifestar de manera explícita su desacuerdo con la continuidad de la gestión del ahora ex-mandatatio.

    Evo Morales desafió la legitimidad de las instituciones y estas junto a la sociedad civil han reaccionado en su contra.

    Siendo el primer presidente indígena en la historia del país los bolivianos más que aceptarlo como mandatario, se vieron representados tanto en lo personal como en lo social y cultural. Además, el campesino sindicalista y productor de hoja de coca en Cochabamba organizó el movimiento obrero en un partido político, el Movimiento Al Socialismo (MAS) apareció por primera vez en el año 1995 y hoy en día domina gran parte del terreno político boliviano.

    Morales fue un líder instigador que, como otros latinoamericanos de su tiempo, se aferró al socialismo como respuesta a la desigualdad (Rafael Romo, CNN)

    Evo se enfocó en atender las necesidades de los pobres, por lo que impulsó acciones que ayudaran a estimular la situación socioeconómica y reducir la pobreza extrema. En 2006 nacionalizó la industria de hidrocarburos a través del Decreto de Nacionalización, en el cual el Estado boliviano recuperó en su totalidad el control sobre su explotación que anteriormente estaba bajo la administración de concesiones a trasnacionales; estabilizó la inflación; y consolidó las reservas internacionales del país para dejarla a disposición de la inversión pública. Tomando como referencia la tabla 1 del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica es posible apreciar la reducción de pobreza extrema de los bolivianos y un crecimimiento en el sistema productivo. Por otro lado, se ha reforzado la identificación del ciudadano común con su propia cultura: las mujeres han comenzado a usar sus vestimentas tradicionales, e incluso, los idiomas aimara y quechua han vuelto a hablarse en eventos públicos.

    En constraste, la gestión de Morales ha presentado grandes avances en términos económicos y culturales a lo largo de su gestiones de gobierno; sin embargo, las instituciones del Estado poco a poco han caído en disrupción y episodios de incertidumbre, especialmente durante los últimos años de su ejercicio del poder. Si bien una de sus primeras acciones tras su toma de poder fue convocar a un proceso constituyente que le permitiera redactar una nueva Carta Magna en 2006, que buscaba adaptar la pluriculturalidad de la sociedad boliviana a las leyes para así desplazar al modelo neoliberal del pasado; el respeto hacia el marco jurídico de Morales pasó de ser sólido (y contar con respaldo internacional como el de la Organización de Estados Americanos con el referendum autonómico realizado por los opositores al gobierno de manera ilegal en el 2008) y reinvindicar el apoyo popular que lo caracterizó masivamente durante sus primeros años de gestión, a debilitarse de manera progresiva.

    En este orden de ideas, Morales gobernó limitándose al ejercicio de poder de la Constitución misma por dos (2) periodos presidenciales; no obstante, una vez que el respaldo popular comenzó a desvanecerse intentó postegar su presencia en el gobierno y en paralelo, la sociedad civil comenzó a rechazarlo. En principio, el entonces candidato logró figurar como mandatario de la nación para los periodos presidenciales comprendidos entre 2006-2010, 2010-2015 y 2015-2020 respectivamente con alrededor del 54%, 62% y 61% respectivamente aunque la ley estableciera que podría postularse a un máximo de dos elecciones. En su tercera gestión convocó a un referendúm constitucional para consultar su postulación respecto al siguiente periodo presidencial 2020-2025 (que obtuvo un rechazo del 51% de la ciudadanía); e independientemente de su resultado y respaldado por el Tribunal Constitucional de Bolivia postuló la candidatura Al respecto declaraba para una entrevista con BBC News Mundo que

    todos los movimientos sociales y militantes dijeron que era importante la continuidad [en el gobierno] por los resultados que tuvimos. Yo acepté, no es que yo he decidido. Me han pedido [otra gestión] (Morales, 2020)

    Si bien Morales perseveró en su objetivo de perpetuarse en el seno del poder por varios años, la manera ambigüa en la que interpretó las leyes (tanto después del proceso constituyente como en del referendum constitucional que rechazaba la posibilidad de ir por cuarta vez a elecciones) fue generando un descontento social y este fue creciendo progresivamente. He allí el inicio de la transición: el hostigamiento de la sociedad civil y de los cuerpos armados del país.

    En los últimos comicios se presentaron irregularidades dentro del proceso donde se interrumpió el recuento electoral; lo que generó denuncias del director de Cooperación y Observación Electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA), una oleada de protestas en la capital administrativa del país en rechazo y por último presión de los cuerpos policiales del Estado Pluricultural de Bolivia para exigir la renuncia de Morales. Dadas las circunstancias es posible aseverar que la transición ha sido forzada y actualmente esta se encuentra a mitad de camino para considerarse como exitosa.

    Tras la salida de la presidenta provisional Jaenine Áñez y la toma de posesión del recién electo Luis Arce (electo el pasado 18 de octubre presidente de Bolivia para el periodo 2020-2025) con el mismo partido que lidera Morales, el MAS obtuvo un 52% de apoyo frentre a un 31,5% del candidato de centro-derecha Carlos Meza. Estos datos permiten comprender que el socialismo continúa siendo una tendencia significativa en Bolivia pero ejercido de manera limitada y estricta. Arce, quien fue ministro de Economía y Finanzas Públicas del país en dos oportunidades durante la gestión de Morales, ahora enfrenta una serie de desafíos que pondrán a prueba la estabilidad del nuevo regimen: a) reconstruir la economía del país dada la pandemia actual y considerando que alrededor de un 70% de la población labora en el sector informal de la economía y que ha bajado la producción de hidrocarburos;  b) diversificar el aparato productivo que históricamente ha permanecido constante en la explotación de recursos naturales; y c) disminuir el déficit fiscal cuya media está alrededor del 7% y se pronostica que llegue a un 12% dada la coyuntura actual.

    La cohesión entre los actores (sociedad civil, fuerzas armadas y organismos internacionales) ha logrado gestar el comienzo del proceso de transición; no obstante, dependerá en mayor parte de la madurez y la firmeza que estos mantengan para hacer de este un proceso exitoso limitando aún más el ejercicio del poder político, sea del Poder Ejecutivo así como de los demás Poderes Públicos del Estado. No puede ni debe haber impunidad y el retorno del ex mandatario y líder del MAS, Evo Morales determinará la solidez con la cual serán reinvidicadas las instituciones del Estado.

    Venezuela y la blasfemia de sus instituciones

    En un sistema democrático (y con límites en su ejercicio) cuando surgen irregularidades en la lectura y aplicación de las leyes, si existen instituciones lo suficientemente fuertes para frenar las anomalías junto a sus actores, será posible deshacer cualquier intento de romper con los límites del ejercicio del poder. El Estado boliviano aún en presencia de un potencial autócrata quien desde un primer momento comenzó a obstaculizar los procesos constitucionales del país, está logrando retornar a la democracia. Esto último está aún en desarrollo y con la nueva gestión de Arce podrá o no consolidarse.

    Claramente la transición de Bolivia dista en gran medida de la transición venezolana. Frente al Estado Plurinacional, el sistema (hoy en día no democrático) de Venezuela está en proceso de consolidación: los potenciales actores que pueden comenzar a gestar un proceso de cambio no mantienen una línea de acción lógica y unificada, el sistema de control social abarca una alta proporción de venezolanos y solo «existe» un Poder Público legítimo que no cuenta con el apoyo de las Fuerzas Armadas. En este sentido, el escenario para Venezuela aún carece de elementos que permitan dar paso a una transición cuyos resultados sean más visibles.

    Jela Anabela López
    Jela Anabela López

    Autora: Jela Anabela López (Estudios Liberales en la Universidad Metropolitana -UNIMET-, ex voluntaria de la Fundación Embajadores Comunitarios -FEC-, miembro de la VI cohorte del Diplomado en Liderazgo social y Político de la UNIMET, Directora de Políticas Públicas del Distrito Capital en la Alianza Global de Jóvenes Políticos -AgloJoven-. Caracas, Venezuela).

    (Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivamente las del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de World Geostrategic Insights)

    Foto: (Bolivianos protestan contra el triunfo de Luis Arce) LA PRENSA/AFP/FERNANDO CARTAGENA

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